LAS DISFEMIAS
Es una alteración funcional de la comunicación verbal sin anomalías en los órganos de la fonación. Según el criterio de la Sociedad Americana, las disfemias son alteraciones del lenguaje caracterizadas por tropiezos, espasmos y repeticiones debido a una imperfecta coordinación de las funciones ideomotrices cerebrales
CLASIFICACIÓN DE LAS DISFEMIAS:
Existen numerosas clasificaciones de las disfemias siguiendo varios criterios y según el autor que se elija. Nosotros hemos seleccionado dos criterios:
Según el MOMENTO DE EVOLUCIÓN:
Fisiológica o evolutiva: En las primeras etapas del desarrollo del lenguaje. Transicional: Al inicio de la toma de conciencia del problema. Secundaria: Cuando intenta evitar el tartamudeo y solucionarlo.
Según el TIPO DE ERRORES:
Disfemia clónica: Caracterizada por la repetición convulsiva de una sílaba o grupo de sílabas durante la emisión de la frase con ausencia de tensión Disfemia tónica: Caracterizada por una interrupción total del habla, produciéndose al final de una salida repentina de la emisión con presencia de bloqueos (esfuerzos y tensión apreciables). Disfemia mixta (Clónico-tónica / Tónica-clónica).
¿QUIÉNES SON LOS NIÑOS Y NIÑAS CON DISFEMIAS?
Recogeremos en esta categoría a sujetos que presenten un marcado deterioro en la fluidez verbal caracterizado por repeticiones y/o prolongaciones de los elementos del habla tales como sonidos, sílabas, palabras y frases. Pueden ocurrir también otras interrupciones, como bloqueos y pausas. Estas interrupciones normalmente ocurren con frecuencia y la extensión del trastorno puede variar de una situación a otra y es más grave cuando existe una presión especial para comunicarse.
Al iniciarse el trastorno, el niño ignora su problema. Posteriormente, lo percibe con toda claridad. El niño intenta evitar el tartamudeo por lo que se produce una agravación de la sintomatología esencial (errores en la fluidez) debida a los intentos de solución inadecuados que realizan para no tartamudear:
Los criterios para el diagnóstico de los niños y niñas con disfemias son:
Repeticiones, bloqueos o prolongaciones frecuentes de los sonidos o las sílabas que dificultan notablemente la fluidez del habla. Se identifica mucho más claramente, cuando se puede observar directamente al sujeto, por la expresión de su cara y de su cuerpo (intranquilidad y tensión al hablar).
Edad: Después de los seis años aproximadamente.
Etiologìa
Neurofisiológicamente, el tartamudo presenta un funcionamiento deficiente de los centros del habla del hemisferio izquierdo, que se intenta compensar con un mecanismo propio del hemisferio derecho.
No existe una etiología única que explique la mayoría de las disfemias:
- Genéticas: en gemelos monocigóticos disfémicos si uno sufre tartamudez el otro tiene un 77% de posibilidades de sufrirla, mientras que en los dicigóticos es de un 32%. Asimismo existe entre un 30% y un 40% de posibilidades de que el hijo de un progenitor disfémico tenga disfemia.
- Sexo: la disfemia es más frecuente en hombres (75%) que mujeres.
- Trastornos de lateralidad: actualmente se considera otro mito más sobre la causa de la tartamudez. Por otra parte, la mano dominante del tartamudo no influye de manera significativa en la severidad de su tartamudez.
- Psicolingüísticas: frecuentemente se oye que la causa de la disfemia en ciertas personas de elevada inteligencia puede estar en que su pensamiento avanza más rápido que su lenguaje. Esto no es del todo cierto. Sería más correcto decir que tienen un déficit en el pensamiento linguoespecular frente a un elevado procesamiento sensoactorial. El pensamiento linguoespecular es aquel en el que pensamos en un significado y asociamos visualmente a la palabra escrita que lo representa, mientras que en el sensoactorial lo asociamos a la imagen. Por lo tanto si un sujeto tiene una inteligencia basada en una capacidad de asociar estímulos visuales no lingüísticos sí puede tener problemas de articulación correcta del lenguaje.
- Traumáticas: se refieren a la aparición de la disfemia como resultado de un choque emocional (poco frecuente) o como resultado de estados de tensión prolongados a los que es sometido el individuo que es propenso a ella.
Diagnostico
Para diagnosticar en primer lugar debemos diferenciar entre una simple tartamudez evolutiva y una disfemia.
Una tartamudez evolutiva simple puede aparecer durante el proceso de desarrollo del lenguaje del niño, especialmente en torno a los tres años, o bien tras el nacimiento de un hermano como forma de llamar la atención. En ella el niño no sufre los síntomas asociados de miedo, estrés, etc. que sufre el disfémico consciente cuando tiene que enfrentarse a una situación en la que tiene que emplear el lenguaje oral. Además en la tartamudez evolutiva es más frecuente la repetición de palabras enteras. Si el niño mantiene esta tartamudez evolutiva en el tramo comprendido entre los 3 y los 5 años estamos ante una tartamudez episódica o fisiológica. En ninguno de los dos casos es aconsejable la intervención, que hasta puede ser contraproducente, y debemos limitarnos a proporcionar el ejemplo correcto al niño sin castigarle por sus malas articulaciones. Sólo un 10 % de los niños con tartamudez fisiológica llegará a desarrollar una disfemia en la edad adulta.
Para poder diagnosticar una disfemia en niños por tanto el sujeto ha de ser mayor de 5 años. Si el niño tiene entre 5 y 7 años estamos ante una disfemia primaria. Si el niño tiene entre 7 y 10 años estamos ante una disfemia secundaria: el niño presenta un agravamiento de los síntomas y se hace plenamente consciente del trastorno, por lo que empieza a adoptar estrategias evitativas como cambiar la sintaxis de las frases o palabras por sus sinónimos para lograr enunciados más fáciles de pronunciar. Además el niño ya tendrá problemas sociales con sus compañeros.
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